Superhéroes de barrio

Cualquier viaje a Los Angeles te acabará llevando en algún momento hasta el Paseo de la Fama, esa acera repleta de estrellas que transcurre por Hollywood Boulevard y Vine Street. Es una zona un poco raruna, plagada de reteñidos impersonators de Michael Jackson, Marilyns pechugonas y ligeritas de cascos, superhéroes con tripa y sin afeitar… El lumpen del lugar se reune gastando apretadas mallas y maquillaje barato para intentar ganarse honradamente unos dinerillos atrayendo al turista de turno, que deambula ávido de conseguir una foto con su personaje favorito.

En mi periplo angelino no faltó la visita al Paseo de la Fama, e iba yo andando con la mirada baja, buscando nombres curiosones entre las estrellas y renegando entre dientes porque la de Marilyn quedara justo frente a un McDonald’s, cuando me encontré de bruces con unas botas cromadas color caqui… Sí. Él también estaba ahí. El Jefe Maestro en persona (bueno, no, ya me entendéis). Y mi querida amiga Yolanda, que sabe lo vergonzosa que soy, al grito de “Hombreeeeee, ¡pero si ese es amigo tuyo! ¡Sácate una foto con él!” me hizo huir despavorida, con tan mala pata que acabé rodeada por una masa informe de adolescentes gritonas que esperaban la llegada de Zac Efron (era día de estreno).

Pues bien, el fotógrafo californiano Gregg Segal siguió a algunos de estos superhéroes urbanos de Hollywood Boulevard hasta sus casas, donde les inmortalizó realizando las tareas más cotidianas mientras aún seguían enfundados dentro de sus disfraces, descubriendo la obsesión por la limpieza de Superman o el severo y preocupante síndrome de Diógenes de Spider-Man…