Inicialmente, los cuentos para niños no tenían los edulcorados finales felices (en los que todos comen perdices) a los que estamos acostumbrados… A Caperucita Roja la devoraba el lobo como moraleja para persuadir a los tiernos pequeñuelos de entablar conversaciones con extraños, y en la mayoría de las narraciones hay más sangre y detalles macabros de los que nosotros, hijos de la generación Disney, conocemos.
Por eso no debería extrañarnos tanto el planteamiento del artista de Pixar Josh Cooley, que ha reproducido escenas de películas tan crudas como el final de Seven como si de ilustraciones infantiles se trataran: el horror del que habla el Coronel Kurtz en Apocalypse Now ya existía en cuentos como La Cenicienta, La Sirenita o La Bella Durmiente.
Vía Walyou.